Pan de pajaricos


Texto tomado de ForoCiudad, publicado por anónimo el 16 de septiembre de 2010

Hace años en Sigüés se comía el "pan de pajaricos"; sí, he dicho comía, porque lo que lo hacía especial no era su composición: harina, sal, levadura, agua... sino el componente afectivo...

Cuando los adelantos técnicos eran muy básicos: aperos y rastrones tirados por caballerías o bueyes; hoces, trillos, etc, los hombres que iban a trabajar las tierras de Rienda, el Soto, o cualquier lugar un poco apartado del pueblo se llevaban la comida al campo ya que el desplazamiento costaba bastante tiempo y no podían dedicarlo a ir y venir a comer.

Las viandas no eran muy variadas: cecinas, tocino, a veces, pocas, carne y un buen trozo de pan del que se hacía en las casas: panes redondos grandes. Estos manjares solían llevarlos, tanto los labradores como los pastores, en las alforjas o en los morrales, hechos con telas gruesas para resistir el desgaste de portearlos todo el día al hombro o por el roce con los aparejos de las bestias.

No existían las bolsas de plástico, ni el papel de aluminio, ni..., por lo que el pan sobrante o guardado con algo de privación, era traído nuevamente a casa donde era esperado por los pequeños con especial deleite por muy duro y seco que se hallara...

A pesar del cansancio los hombres, que regresaban al anochecer, sonreían con cariño cuando les rodeaban la chiquillería de la casa reclamando el pan que les habían dado los pajaricos en el monte.

Si preguntáis a las personas mayores, veréis que lo primero que hacen es sonreir con cariño especial; luego, os contarán sus vivencias personales...

Publicado porMikel Belasko en 21:32 0 comentarios